LICEY AL MEDIO, Santiago.- Mientras en la ciudad seducen las ventanitas mágicas del iphone, en el campo, huérfano de novedades tecnológicas e hileras de supermercados, la lucha es por un acueducto que garantice agua o construir una letrina que suponga vivir con dignidad.
Las comunidades rurales, las que sólo saborean notoriedad cuando el gobierno adeuda millones a sembradores de ajo, es el renglón prioritario de los diferentes programas que desarrolla el Centro de Educación para la Salud Integral, más conocido como Misión ILAC.
El equipo humano de la institución, con oficina en la carretera Licey de Santiago, practica el cristianismo sin pasarse el día golpeándose el pecho en el templo.
Lo que en 1973 inició como un programa para concienciar jóvenes líderes y mejorar las condiciones de vida de almas campesinas, es hoy un organismo presente en 147 comunidades, divididas en nueve zonas: María Trinidad Sánchez, Cotuí, El Limón, Esperanza, Jánico, Juncalito, Dajabón, Sabana Rey, La Vega, San José de Las Matas y Tenares.
Según confirma José Miguel Portes, gerente administrativo del Centro ILAC, desde hace 35 años la institución desarrolla programas que mejoran la calidad de vida de las familias residentes en comunidades rurales del país.
Allí donde no llega el bandereo político cada cuatrenio, y tampoco el publicitado ¨rastreo¨ de Barrio Seguro, acciona el mensaje de salud preventiva y las jornadas quirúrgicas que realizan varias veces al año abrazados a voluntarios y voluntarias extranjeros.
Del cúmulo de experiencias, una de las más gratificantes ha sido palpar el éxito del programa Cooperadores de la Salud Campesina, integrado por líderes comunitarios escogidos por su propia gente, a quienes ILAC entrena y capacita sobre educación y prevención en salud comunitaria.
“Estos líderes son multiplicadores de conocimientos a través de talleres y visitas domiciliarias. Además, coordinan los programas quirúrgicos que ILAC realiza en su Centro Misión ILAC de Salud Rural en Licey. Este servicio lo ofrecen voluntariamente, animados por la fe y amor al prójimo”, expresó Portes, quien lleva 23 años sirviendo en la entidad.
En el monte, en apartados senderos de tierra que casi abrazan el cielo, se esbozan e impulsan prácticas de esperanza y desarrollo. Otro programa valioso es el de Agricultura Orgánica en Arroyo del Toro, en Tamboril, municipio de Santiago. A través de éste, se transfirieron conocimientos técnicos a los campesinos sobre conservación de suelo, producción de abono y vegetales en grandes cantidades, aseguró Portes. Recientemente construyeron invernaderos familiares para producir vegetales orgánicos todo el año.
Otro plan desplegado en el campo es Educación Rural, el cual beneficia a más de 800 niños y niñas en tandas pre-escolares y salas de tareas. También trabajan la capacitación técnica de mujeres artesanas, quienes, a partir de este proyecto tienen en la comercialización de sus productos opciones de trabajo más allá de fregar y esclavizarse entre calderos y fogones.
Jornadas quirúrgicas Para quien carece de seguro médico y una “botija” de billetes, el diagnóstico de operación es “un martillazo al corazón”. Las limitaciones en los centros públicos y el elevado costo que significa internarse en un hospital privado, impiden el acceso de un habitante rural a los espacios sanitarios.
Y como la urgencia es constante, con la cooperación de especialistas cirujanos, extranjeros y locales se realizan, durante todo el año, jornadas quirúrgicas gratuitas con los más altos estándares de la medicina moderna a favor de personas de escasos recursos, residentes en poblaciones aisladas del bullicio y la moda citadina.
En esta parte también son protagonistas los Cooperadores de Salud, quienes aparte de educar en salud preventiva (higiene hogareña, construcción de letrinas, conservación del ambiente, cuidado personal y la importancia de hervir el agua), cuando se agendan los ciclos quirúrgicos ellos y ellas identifican los casos, llevan los pacientes y les dan seguimiento.
El plan de enseñanza de esta red de multiplicadores lo dirige el médico vegano Leo Carretero. En el centro Narciso Sánchez y Ernesto Fernández Travieso, fundado por los jesuitas, se realizan operaciones de ortopedia, ginecología, odontología, otorrinolaringología, oftalmología. Aparte de venir voluntariamente, el grupo de extranjeros cubre su estadía en el centro. La fe y amor al servicio son vitaminas que mueven el Centro ILAC.
Ese espacio silencioso con un campanario que alza una cruz sobre la vegetación, motoriza ilusiones y bendice la esperanza de gente que respira muy lejos de la miel palaciega. Su equipo humano transita caminos dificultosos hasta llegar a lugares donde no conocían dentistas ni ginecólogos. Al ILAC van y vienen voluntarios y voluntarias, nacionales y extranjeros que se marchan con la mochila repleta de relatos y el corazón inflado por la alegría que da servir con las venas del corazón.
INTERCAMBIO JOSÉ MIGUEL PORTES
P: ¿TRABAJAR EN ILAC ES?
R: “Es una experiencia gratificante de amor y entrega en servicio que continuamente se vive en la gente sencilla y humilde de los campos. ILAC me da la oportunidad de ver a Dios en los rostros de una familia campesina que a pesar de sus necesidades y cansancio lucha por superarse, viviendo con amor lo poco que tienen. Esa experiencia de la gente del campo propicia la transformación de muchas personas que vienen a trabajar como voluntarios y al final agradecen a los campesinos y campesinas¨.
P: ¿CUÁL ES LA PRIORIDAD?
R: “Para el ILAC lo más importante es la valoración de las personas en todas sus dimensiones y también el valor que damos al sentido de comunidad. Aquí, aún con idiomas y culturas diferentes tratamos y vivimos en una misma comunidad de vida, amor y servicio”.
P: ¿35 AÑOS FUNCIONANDO RESUME EL ÉXITO DE LA MISIÓN?
R: “El éxito de la Misión está centrado en el amor, la disposición e interés de todos los que aportan ideas y recursos para que esta obra pueda seguir creciendo y llegar a los más necesitados, no sólo material sino espiritualmente. Esta institución tiene una junta directiva y un equipo técnico que vela para que nuestros Valores siempre vayan inspirados y guiados a la luz de la espiritualidad de San Ignacio de Loyolaz”.
P: ¿Y EL PADRE TRAVIESO?
R: “Sólo un jesuita con espíritu de amor y servicio incansable pudo realizar esta obra, precisamente, el padre Ernesto Fernández Travieso, quien con un corazón humilde y generoso fundó esta obra donde se cultiva el amor en servicio. Cuando en los años ochenta acompañaba al padre a visitar las comunidades, caminábamos 3 y 4; sin embargo, el cansancio no lo doblaba para visitar las casas de las familias de ese campito.
P: ¿ANÉCDOTA?
R: “Íbamos a Rancho Pedro, un campito de la frontera con un grupo de médicos cansados, llegamos a una casita y había una familia. Estaba el papá, la mamá y sus 4 hijos. El señor nos invitó a entrar y a comer, cuando nos acercamos a la mesa lo único que tenían era una vasija con unos mangos, cuando pregunté si habían comido, la señora con un rostro de paz y alegría me respondió: eso es lo que Dios nos ha dado hoy, mañana buscaremos y él nos dará más.
Esa parada me dejó profundamente marcado. Dios está presente en el corazón de los más humildes y aún en los momentos de dificultad les da alegría y la sabiduría para entender profundamente el sentido de la esperanza y la fe.
AGENDA 2009
Del 16 al 23 de enero: Programa quirúrgico de Ortopedia, coordinado por Jonh Stacheli Del 2 al 27 de febrero: Programa de Ginecología de Omaha.
Del 16 al 23 de febrero: Jornada de otorrinolaringología, tutelada por el doctor Andrew Hotaling, de Loyola University Chicago, Illinois.
Otra actividad en febrero es la jornada quirúrgica de Oftalmología de New Cork, coordinada por el médico Robert Della Rocca y su esposa Marlene, así como Robert Morillo y Jule Silvi.
Hasta diciembre del 2009 se realizarán en distintas comunidades programas de purificadores de agua, construcción de puentes y acueductos, reparación de letrinas, labores de otorrinolaringología y programa de hernia.
CONSEJO DIRECTIVO
Ernesto Fernández Travieso, Mario Dávalos, Marcel Morel, Juan Alorda, Mercedes Carmen Capellán de Lama, Carmen Ureña, Andy Alexander, Robert Heaney, Joseph Lynch, Robert Della Rocca, Alfredo Estrada, Ricardo Brugal, Cristóbal Viera.
El equipo recibe y ha contado con la colaboración de varias instituciones, entre las que se cuentan: Universidad de Creighton, Omaha, Nebraska; Sociedad de Jesús, de Wisconsin; Manos Unidas, de España, Unidos contra el Hambre, de Puerto Rico; Grupo Médico, de Alemania; Misión Médica, de la Soberana Orden de Malta de Miami, y Sociedad Americana de Hernia.
Grisbel Medina R. | 24 Dec 2008