En las zonas rurales, las carreteras les proporcionan a las comunidades el acceso a servicios básicos como agua, educación, salud y transporte para comercializar sus productos agrícolas. Muchos caminos son mantenidos a “pico y pala” por la gente ante la escasa ayuda recibida por los gobiernos. En épocas de lluvia, algunas carreteras franqueadas por ríos, incomunican las comunidades, aislando durante días las familias campesinas.
Los servicios básicos en estas zonas están muy limitados, especialmente la salud. Cuando una persona se enferma tienen que recorrer grandes distancias, hasta llegar al puesto sanitario más cercano, teniendo que cruzar ríos crecidos, poniendo en peligro no solo la vida del paciente sino la de su familia. Los estudiantes también se ven afectados, al perder semanas de clases hasta que baje el caudal.
Por estas razones, la falta de un puente disminuye el desarrollo y el progreso de las comunidades. Y para muchas personas del campo, la construcción de un puente es una especie de milagro. Misión ILAC, con la colaboración de grupos voluntarios extranjeros y locales apoya la construcción de estas obras. Las escuelas secundarias de Belén de Miami y Canisius en New York, han aportado cuotas de esfuerzo y recursos en este sentido.